viernes, 23 de julio de 2010

Decisiones

Hoy llegué a mi cuarto y entonces encendí la luz, me senté en mi cama y me puse a pesar las curiosidades de la vida. En la vida todo se basa en decisiones. Uno decide hasta no decidir algo (que ironía).
Que curioso es esto, yo decidí llegar a mi cuarto, si no lo hubiera decidido pues no podría haber decidido encender esa luz o no hacerlo, sin embargo lo hice, y ahora estoy aquí. Impresionante me parece enterarme de que todas las decisiones van encadenadas y a veces no valoramos el hecho de hacer lo que cualquier día común hacemos, incluso en los especiales también.
Encendí la luz para mi propia comodidad, porque bien sé que podría haber llegado a mi cama sin problema alguno, pero quise estar segura de que nada malo me ocurriera así que lo hice. Esto para mi significa que siempre tenemos opciones y decidimos la que más nos gusta o simplemente en la que menos nos arriesgamos por el simple hecho de querer estar siempre en los caminos “correctos” y seguros”.
A veces en la vida no podemos ir eligiendo los caminos que se ven más seguros sólo por el miedo al “fracaso” o peor aún, al dolor.
¿A que me refiero con un camino “seguro”? al camino que todos los que no luchan por algo mejor deciden seguir, así es, vivir la vida solamente por vivir; sin ningún riesgo, donde todo sea fácil y si no sale como lo esperaba, “pues me da igual, al cabo que no es importante” basando nuestra vida en tan solo 2 frases “esto esta mal” y “esto está bien” pero ¿quien dice que está mal? ¿La sociedad? la sociedad nunca se va a poner de acuerdo porque es obvio que no sólo es una persona, son miles y hasta millones. Pensándolo bien si yo sólo soy un individuo contra todos los demás… ¿A quién sería más fácil darle gusto? Yo pienso que a uno mismo, pues así haces lo que te gusta y te hace feliz, sin importar si a los otros les parece o no. Ojo, en ningún momento estoy invitando a alguien convertirse en un ser egoísta que sólo piense en él, pero si que se preocupe más por él mismo y construya su felicidad con el simple hecho de hacer lo que le gusta, lo que le apasiona, y ya que los demás se preocupen por lo que ellos quieran y deseen para ser felices y amar su vida.
Entonces después de pensar todo esto, no necesitaba más que una siesta, sin importar si a los demás no les agradaba ya que eran a penas las 7 p.m.