martes, 12 de abril de 2011

Casi imposible.

Otro día más sentada en frente de mi laptop esperándolo, esperando con ansiedad.
Se había vuelto mi amigo… ¿o me habré enamorado una vez más? La verdad yo no lo consideraba imposible, pero tampoco algo tan “seguro de sí”, es decir casi imposible. Aunque suene un poco tonto esa era la realidad; pues a decir verdad no sabía qué era lo que yo sentía exactamente por él. Creo que sentía algo así como una especie de atracción, pero no me era muy claro todo esto.
Pasaban los días y no lo veía, no se conectaba, no sabía nada de él; ni siquiera si estaba vivo.
Los primeros dos días no me importó tanto, pues nos habíamos citado hasta el siguiente lunes, mi siguiente lunes, pues la diferencia de horas de su país y mi país era muy notoria, sólo 11 horas. Llegó el martes, miércoles, jueves… y así pasaron los días hasta que noté que comenzaba a preocuparme, cosa no normal en mí, pues era sólo un amigo más, alguien con quien me identificaba y de quién los últimos días había estado aprendiendo de su cultura, de sus costumbres… de su país.
En ese tiempo yo no sabía que extrañaba, si era a él, su conocimiento, su sentido del humor o simplemente nuestras conversaciones. El caso aquí era que nunca antes había conocido a alguien así, tal vez ése era el hecho por el cual ahora lo extrañaba.
Desde antes le había enviado un mensaje como signo de que me había dejado plantada, peor que dejar a alguien esperando en persona, pues yo bien pude haber hecho otras cosas, sin embargo no las hice por estar esperándolo y el muy digno no contestó. Podría decirse que esto me enojó, pero no, nada que ver, me preocupó aún más. ¡Por Dios, era él! tenía que conectarse, teníamos que hablar, ¿qué a caso no teníamos una cita?
Han pasado algunos días más y es fecha que no sé nada de él. Lo único que puedo decir es que lo extraño (como nunca creí extrañar a alguien), que me preocupa el simple hecho de no contestar ni un sólo mensaje y que ahora más que nunca me siento tan confundida, no sé porque me preocupa tanto, no sé ni siquiera porque estoy escribiendo esto y tampoco sé si valga la pena sentir algo más por él.


Stefany Ibarra.