martes, 22 de marzo de 2011

Bueno, al menos yo así lo creo.

Después de más de 3 años la relación se había vuelto un poco tensa, ya no era lo mismo, ni él ni yo estábamos felices el uno con el otro. Bueno, al menos yo así lo creo.
Él como siempre se quería sentir la víctima de todo haciéndome dudar de mi misma, de mi postura, de mis sentimientos y en esta ocasión “para variar” del fin de NUESTRO amor.
No lo podía creer, simplemente me sentía ofendida yo había dado mucho por esa relación, aún sabiendo que esos pequeños detalles que se daban día a día la debilitaban más.
Me mirabas esa noche como si tuvieras tanta rabia dentro de ti para mí, como si me odiarás, como si no nos hubiéramos amado, como si yo te hubiera hecho mucho daño antes.
¿Confundida? Mucho. No entendía, no entendía tu comportamiento. Desde hacía algunos meses habías cambiado ya, a veces creo que disfrutabas más pasar tiempo con Selena que conmigo, no eran celos, pero no podía evitar decir ese comentario que sentía como me desgarraba la garganta y me evitaba el sueño cada noche.
Aún recuerdo tus reclamos (confieso que mi corazón no dejaba de llorar al oírte hablar) los escuchaba con tanta atención, te miraba con la mirada de un niño pequeño que siente miedo, yo sólo podía escuchar salir una voz muy dentro de mí que decía: “pero Carlos yo te amo, ¿Eso no importa acaso?”. Estábamos terminando pero como siempre tú te querías librar de la culpa y me hiciste creer que los errores de ambos eran solamente míos, me dolió y me heló el corazón como si me hubiera caído un balde grande de agua helada. Así de horrible.
Ahora me pregunto cómo no fui capaz de decirte en ese momento tantas cosas que tú merecías también escuchar, ahora sólo pienso decir esto: “¿Me disculpas? YO si estaba enamorada de ti, que tú planearas jugar con mis sentimientos es TU problema.”


Stefany Ibarra.