viernes, 1 de octubre de 2010

Y yo estaba ahí.

Y yo estaba ahí, como siempre puntual para él, para salir.
En la misma banca, en el mismo parque, como siempre a la derecha. A la misma hora, siempre a las 6:00 pm. Exacto, todo era casi una rutina ya, pues todo era igual, el tema de conversación era muy similar, ya no había, simplemente ya no existía nada más que esa maldita costumbre, creo que ya ni siquiera amor, ni un mínimo cariño en sí.
Llevábamos más de 6 años siendo novios, pero aunque ambos sabíamos que ya no había amor, ni uno de los dos queríamos resignarnos a perder, ¡sí! a perdernos uno al otro, a volver a tomar cada quien sus caminos por separado, amar a alguien más.
Claro que sería difícil comenzar de nuevo, seguir sin esa persona que durante 6 años había estado con nosotros, y obvio que ambos teníamos miedo a seguir él uno sin el otro … pero a decir verdad… yo ya estaba harta de esa relación, no estaba a gusto, pero si te soy sincera, creo que mi amor por ti tal vez aún existe, porque sé que hay algo dentro de mí, algo más que mi propia conciencia, que hacía que me detuviera, que no terminara, que hiciera hasta lo imposible por mantener o revivir ese mismo amor que un día nos unió. ¿Recuerdas cómo fue?
Yo lo recuerdo como si fuese ayer. Estaba en aquel columpio azul, sola, llorando, y de repente llegaste tú, así, nada más porque sí; y me preguntaste que porque lloraba, entonces te platiqué todo, te conté de mi vida, de mí, de mi “mal de amores”, aquella vez hablamos alrededor de 2 horas. Dejé de llorar y tú me limpiaste esas lágrimas. Reímos y podría decirse que desde esa vez, yo te consideraba mi amigo. Al final tú sólo me preguntaste un poco nervioso “¿Te volveré a ver?” ¡Ja,ja! ¿Qué niños verdad? Mientras yo me sonrojaba te dije “Sí, mañana a las 6. Aquí mismo”. Durante el resto de ese día, un 2 de octubre, ¡Cómo olvidarlo! No dejé de pensar en lo maravilloso que fue haberte conocido, de haber platicado y sobre todo de haber conseguido un amigo más.
Al día siguiente llegué puntual. Salí hasta 5 minutos antes de mi casa, no quería arruinarlo, no quería quedar mal contigo; con mi nuevo amigo.
Hablamos durante horas y reí como nunca, me alegraste el día. Fui feliz.
Y así pasó, así sucedió. Así comenzamos a escribir nuestra historia de amor. Muy tierno, ¿no?
Me parece triste y me causa nostalgia hablar de todo esto ahora, justamente ahora que estamos por escribir el final de esta historia, nuestra historia… Pero dime tú… ¿Qué opinas? ¿Te agrada… te entristece? ¡Dime que sientes! Porque ahora estoy muy confundida, ya no sé qué quiero, ahora que recuerdo todo, que revivo todos los momentos… me deprime saber que esto está terminando. Me pongo a pensar en todo los esfuerzos que hicimos por mantener vivo nuestro amor… y dime ahora… ¿Qué estamos haciendo? Sólo lo estamos viendo, sólo lo dejamos ir.
Sé que de nada sirve hablar ahora, que bien hubiera sido hablar de esto antes, ¿No crees?
Está bien, lo acepto. Esto está perdido, recordar duele, es verdad, te hace valorar, lo que en este caso se perdió.


Stefany Ibarra.