martes, 15 de enero de 2013

De Monterrey a Berlín.

Era tiempo, había llegado el momento. Hace apenas un mes había recibido la noticia de que ella vendría a Monterrey, por todo un mes. Me había puesto tan Feliz que empecé a preparar muchos detalles para esperar su llegada; apenas tuve oportunidad de verla y quedamos en salir. Puede parecer extraño, pero bastaron tan sólo 2 años para saber que la persona con la que ahora me encontraba, era al parecer otra, sin embargo, creo fielmente que existe algo que se llama esencia, y eso jamás desaparece, ella contaba con su esencia… entonces comprendí que era ella, pero era tan sólo que había crecido al igual que yo. Platicamos, platicamos y platicamos, hasta que llegó el momento de ese silencio, que más que incómodo era agradable y confortable, estaba segura que a pesar de todo ese tiempo de lejanía, ella, sin lugar a dudas, seguía siendo mi “hermanita”. Terminó nuestro paseo y tuve que partir a mi casa, lamentablemente ése día olvidé los regalos que había preparado y prometí (como si fuera una excusa para volver a vernos) dárselos en la siguiente salida. Apenas ayer, volvimos a vernos, bailamos, cantamos, sonreímos como buenas hermanas y buenas amigas, recordé tantas cosas, por un momento llegué a creer que una parte de mi pasado estaba por volver… Hoy, 15 de enero, tomó el avión hacia su país, evité llorar porque en verdad había más cosas por las cuales estar feliz y sonreír, además como ella misma lo dijo “¡yo estoy llorando por las dos! Tú no llores.” Sólo queda decir, que comprendí cuánto te extrañé y cuánta falta me hacía platicar así, ahora sólo queda la espera y promesa de volver a vernos, y como dije, “sino vienes tú, voy yo.” Te quiero. Stefany Ibarra.