martes, 26 de abril de 2011

Every single tear.

Y te cuento, hoy volví a recordarte, hoy que es una fecha cercana a cuando nos conocimos.
He olvidado algunos detalles, pero aquellas cosas importantes aún siguen aquí, en mi mente y lo peor de todo en mi corazón.
Pude notar que al recordar sentí como una espina en mi corazón me hacía sentir dolor, tuve ganas de llorar, sin embargo, me contuve porque ahora esta es mi realidad: tú ya no estás aquí.
Puedo recordar tantas cosas, de ti, de mí, de nosotros. Aún recuerdo tus palabras, tus caricias y tus besos; creí haber dejado esto ya en el pasado pero creo que aún existe algo aquí dentro de mi que me hace recordarte y no querer olvidarte, aún existe algo y no sé que es. Tal vez es amor, tal vez no lo es. No sé si es la esperanza de que algún día vuelvas y me digas que te arrepientes de haberme dejado así, sola con mi dolor.
A veces me pregunto si no te importó dejarme así, verme de esa manera sola con mi dolor, llorando porque aquello que tanto amaba ahora solo se marchaba.
Recuerdo every single tear que yo lloré por ti para que volvieras y miraras que yo en verdad te amaba. Recuerdo aquel 21 de mayo ¡fue hermoso!... nuestro primer beso, ¿Lo recuerdas? Tan perfectamente imperfecto, ni tú ni yo sabíamos besar pero qué más da si fue con el mayor amor del mundo. Mientras tú me abrazabas y decías al oído que me amabas y no querías dejarme ir… ¿Recuerdas aquél 24 de mayo? Yo sí. Con lágrimas en los ojos yo te puedo decir que aún lo recuerdo como si fuese ayer y ojalá lo fuera.
Ese 24 hicimos pública nuestra relación y ni siquiera éramos nada, pero… ¿sabes qué? Me encantó, si me encantó porque tú me gustabas, ¡Carlos tú me gustabas!, te amaba, me encontraba enamorada.
La fecha más especial de ellas para mí es el 28 de mayo: Nuestra primera cita oficial. Llegaste tarde, pero no importó porque eras tú; tú,tú,tú. Me pediste disculpas y me prometiste la mejor de las citas, y así lo fue. Tenía tantas ganas de besarte y abrazarte (me encantó tu forma de sorprenderme al llegar: Un susto, ja, ja, ja.)
Pasaron apenas unas horas hasta que me dijiste aquí a mi oído derecho susurrando: “Fanny, ¿Quieres ser mi novia?” Me quería hacer del rogar, pero no pude porque moría de ganas por decir que sí. Entonces yo sonreí y dije: “sí, sí quiero”, entonces me besaste. No sabes cuánto te amé; ¡No, no, no!
Los siguientes días fueron aún mejores porque tú y yo ya no éramos sólo amigos.
Volvimos a salir… ¿si te acuerdas? A tomar un tapioca, ¡sí! Parecíamos unos tortolos completamente enamorados; si Carlos, yo notaba como me mirabas, yo sabía que me amabas, sin embargo yo no sé qué pasó ¿Qué te pasó amor? Dime en qué fallé, dime qué ocurrió.
Poco tiempo después, lo juro jamás lo imaginé, decidiste terminar con todo esto, con nuestra historia de amor y es fecha que aún no sé el porqué.
Me pediste tiempo y yo te lo di porque te amaba, te quería feliz, te quería a ti. Después de eso la distancia fue marcando cada vez más el final de todo esto. A veces discutíamos sin razón y ¿te digo algo? Yo aún tenía la esperanza de que todo aquello algún día regresara, pero nunca volvió.
Mis días se volvieron grises, quise olvidarte y no lo logré. Lloré; lloré, lloré y lloré; no recuerdo cuantos abrazos recibí, cuantos “Fanny, tú puedes, él fue un tonto al dejarte ir” escuché, y esas frases nunca llenaron el vacío que tú dejaste en mí.
Tuve que abrir mi mente y pensar que el iniciar mi propio duelo sería la verdadera solución. Y entonces comencé, me di tiempo; fue confuso, muy confuso… había días en los que lloraba sin parar al recordarte; otros días con más suerte sólo lloraba al escuchar “nuestras canciones”; algunos otros días en los que no estaba tan sola, me encontraba feliz pero luego aterrizaba en mi realidad y todo cambiaba, ya no era yo, te habías llevado esa parte de mí, una parte de mi corazón.
Le di tiempo al tiempo y creo que eso fue la clave. No me obligué a olvidarte y de repente te fuiste y sólo tú y tu sombra quedaron; sombra que en días como éste me hacen creer que aún sigues en mí, que no debo perder la esperanza.
A veces pienso como puedo ser tan tonta y creer en ese dicho “La esperanza muere al último” y no pensar que la esperanza en este caso, hace mucho ya murió.



Stefany Ibarra.

miércoles, 20 de abril de 2011

Simplemente no lo es.

Cada día que despierto puedo jurar que algo ha cambiado en mí, pues me noto diferente, ya no soy aquello que era.
¿Agradecida?, ¿Porqué no habría de estarlo si te tengo a mi lado?
Hoy que hablamos de los recuerdos me puse muy nostálgica, y siendo sincera creo que me sentí un poco celosa y creo que tengo mis razones… ¿No crees?
Que te gustaba una más, aunque hubiese sido en el pasado, me dolió y mucho.
Después de que notaste algo raro en mi y hablamos pude descubrir algo diferente en mi, así es.
Yo no sé si suene egoísta pero así es como me siento… creo que aquello que supuestamente tengo tan seguro, simplemente, no lo es.
No es que hable de ti como si fueras un objeto o algo que se pueda tener o conseguir, pero siendo sincera creo que he llegado al punto en que mi amor por ti es demasiado y hasta tengo miedo de perderte, que he descubierto que no te tengo “tan seguro” para mí, es decir, que posiblemente no siempre estés junto a mí.
Sé que a pesar que me dijiste que estabas seguro de querer estar conmigo para toda la vida, te lo juro, no lo supero y creo que nunca lo haré, el miedo existe aún, y lo peor de todo esto es que día tras día esto se convierte en un terrible remordimiento que me hace sentirme peor.


Stefany Ibarra.

Estoy segura; nadie lo hará.

Y ahí estaba yo otra vez en las redes del tonto amor. Me lo repetía tantas veces que ya creía haber entendido la lección, pero no fue así. Era a diario escuchar esa voz “por favor no vuelvas a creer en el tonto amor”; pero sin embargo no funcionó.
Me detuve un momento a pensar, pensé y pensé hasta que concluí que el amor no era “el tonto”, la tonta era yo, sí claro, yo porque yo era la que caía otra vez en él y ¡él al contrario! pues me hacía caer y creer de nuevo en él.
No sé qué pasa, no sé siquiera si me doy pena yo misma, pero aunque pareciese lo contrario esta vez no me importaba, así es, no me importaba estar hundida en el amor otra vez; por primera ocasión disfrutaría cada etapa, hasta el mismísimo final.
Me encontraba muy convencida de lo que en verdad quería, pues me sentía como una niña de 15 años, tan atontada, tan enamorada y a decir verdad todo esto se sentía muy bien, con ganas de vivir, ¡sonreír!, me sentía tan cursi ¡lo juro! ja ja ja, pero era muy divertido. De pronto recordé una canción: “Smile”, esa canción describía exactamente todo aquello que sentía… “You make me smile like the sun, fall outta bed, sing like a bird, dizzy in my head, spin like a record, crazy on a Sunday night …” juro que jamás me había pegado así el amor, quizás esta vez se trataba del “amor real” , algo más allá que lo físico, algo que viene desde el alma tal vez… no sé.
Desde el día que le confesé mi amor todo parecía genial, lo interesante es que él decía jamás haber sentido eso, “El verdadero amor”, pero algo curioso es que él era más grande que yo, algunos 7 años. Supongo que si él se sentía como yo, él estaría más asombrado que yo, pues sería volver a esa etapa que ya había dejado; ¿no creen?
Parecía una locura, de hecho creo que es una locura… comenzamos a hablar acerca de ello, de las posibilidades de que “esto” siguiera. Y considero que el destino podría hacer su trabajo, sin embargo decidimos planear un acuerdo. Hablamos de una probabilidad (100%), podría ser posible si ambos cooperábamos, entonces yo pensé y dije: “¡Espera!, Dios puso el 1, tú agregas un cero y yo el otro, ¿Ok?” ja ja ja, la idea de los números fue de él, yo simplemente los acomodé.
A pesar de todo eso creo que el destino también tendrá su papel aquí.
Todo esto es ¡Sí lo es!... es una locura, pero el amor es eso, que lo niegue aquél que en verdad ha estado enamorado; y estoy segura: Nadie lo hará.


Stefany Ibarra.

martes, 12 de abril de 2011

Casi imposible.

Otro día más sentada en frente de mi laptop esperándolo, esperando con ansiedad.
Se había vuelto mi amigo… ¿o me habré enamorado una vez más? La verdad yo no lo consideraba imposible, pero tampoco algo tan “seguro de sí”, es decir casi imposible. Aunque suene un poco tonto esa era la realidad; pues a decir verdad no sabía qué era lo que yo sentía exactamente por él. Creo que sentía algo así como una especie de atracción, pero no me era muy claro todo esto.
Pasaban los días y no lo veía, no se conectaba, no sabía nada de él; ni siquiera si estaba vivo.
Los primeros dos días no me importó tanto, pues nos habíamos citado hasta el siguiente lunes, mi siguiente lunes, pues la diferencia de horas de su país y mi país era muy notoria, sólo 11 horas. Llegó el martes, miércoles, jueves… y así pasaron los días hasta que noté que comenzaba a preocuparme, cosa no normal en mí, pues era sólo un amigo más, alguien con quien me identificaba y de quién los últimos días había estado aprendiendo de su cultura, de sus costumbres… de su país.
En ese tiempo yo no sabía que extrañaba, si era a él, su conocimiento, su sentido del humor o simplemente nuestras conversaciones. El caso aquí era que nunca antes había conocido a alguien así, tal vez ése era el hecho por el cual ahora lo extrañaba.
Desde antes le había enviado un mensaje como signo de que me había dejado plantada, peor que dejar a alguien esperando en persona, pues yo bien pude haber hecho otras cosas, sin embargo no las hice por estar esperándolo y el muy digno no contestó. Podría decirse que esto me enojó, pero no, nada que ver, me preocupó aún más. ¡Por Dios, era él! tenía que conectarse, teníamos que hablar, ¿qué a caso no teníamos una cita?
Han pasado algunos días más y es fecha que no sé nada de él. Lo único que puedo decir es que lo extraño (como nunca creí extrañar a alguien), que me preocupa el simple hecho de no contestar ni un sólo mensaje y que ahora más que nunca me siento tan confundida, no sé porque me preocupa tanto, no sé ni siquiera porque estoy escribiendo esto y tampoco sé si valga la pena sentir algo más por él.


Stefany Ibarra.

viernes, 8 de abril de 2011

Octubre fue.

Pasaban días y días y yo desde ese entonces me sentía muy feliz, no podía evitar sonreír a todo ¡Porqué estaba feliz! Me encantaba todo esto, me sentía enamorada.
El tiempo simplemente pasaba muy rápido con él y cuando no estaba con él pasaba todo lo contrario.
Jamás creí hablar de esto con un “fue”, pero así es. Todo eso fue muy bonito, como no lo había imaginado porque nunca creí que existiera alguien como él, que me hiciera sentir que me faltaba, que lo necesitaba (aunque no fuera así) y lo más importante… que lo amaba.
No sé, en este momento no sé qué ocurrió, puedo haber sido el tiempo, la costumbre o quizás eso , eso que ni siquiera sé exactamente qué es.
Para mí lo más importante es la confianza y creo que poco a poco se fue perdiendo ¿No lo crees? Ya no me sentía libre, no me sentía bien, ¿Un tiempo? Tal vez sí, tal vez no; claro que lo amaba pero repentinamente pensé “Todo aquello que aprieta lastima y todo aquello que ahoga cansa hasta dejar al corazón si aliento” y es verdad me sentía de esa manera, lo quería, pero ya no lo amaba… o a lo mejor no era exactamente eso, pero sí me dolía tanto ver cómo todo desaparecía. Quizás sea difícil que lo aceptáramos tanto él como yo, pero así era. Y como lo habíamos pactado desde un principio: “(…) el día que esto tenga que acabar, acabará”… así debía ser exactamente.
Puede ser que un amor jamás pueda conformarse con una amistad y aunque puedo estar de acuerdo con esto yo sé que funcionará porque somos tú y yo… ¿Lo recuerdas? “Juntos hasta el final”.


Stefany Ibarra.