jueves, 27 de enero de 2011

3 años o poquito más

Me continuaba preguntando cada día qué pasaba; si lo que importaba en mí era sentirse enamorada o acompañada.
No existía día en que no llorara por ese amor que ya no estaba. Lo curioso era que ni yo sabía por que lo hacía.
Todos los días, a cada instante que comenzaba a ponerme melancólica me preguntaba el porqué, pero sinceramente no había ninguna respuesta, o al menos ninguna que “me llenara”.
¡Cómo podía ser posible! Ni yo sabia porque lloraba. Día tras día la tristeza aumentaba y si no era así pues cuando menos se mantenía a su nivel.
Según yo, ya no quería llorar ni sufrir ¿Pero cómo iba a remediar yo esto, si me deprimía yo aun más con canciones, fotos, cartas y cosas totalmente cursis?
En verdad que estaba mal. “Me siento mal y me pongo a recordar para sentirme peor” me decía a mi misma, porque esa era la realidad. Me proponía olvidar en una semana algo que había durado más de tres años. En ese tiempo no lo entendía, pero ahora que ya pasaron algunos meses lo digo con seguridad. Era imposible.
Así de fácil, era imposible poder olvidar en una semana todo aquello que había pasado en 3 años o poquito más.

Stefany Ibarra.

viernes, 21 de enero de 2011

Soul sister,

Llegué a mi casa, corrí hacia mi cuarto, tiré la mochila y caí sobre mi cama. Eso es lo último que hice, al menos así lo recuerdo porque después comencé a llorar. Si la pregunta que sigue es un “¿Porqué?” La respuesta es muy sencilla.
Mi mejor amigo ya no me creía su mejor amiga, así de simple.
Me dolía tanto. Él era mi mejor amigo desde el primer semestre de prepa, pasábamos tanto tiempo juntos que todos creían que éramos más que amigos.
Lo recuerdo como si fuese ayer, lo puedo jurar, es que era tan divertido; el tiempo con el pasaba rapidísimo, no existía cosa que él no supiera de mi. Todo eso fue en primer semestre. En segundo semestre por cuestiones de tiempo nos distanciamos un poco y él cambió mucho, tenía más amigas y yo ya no era la única.
Wendy una gran chica, amigable totalmente, era su nueva mejor amiga y sinceramente me caía muy bien.
A mitad del segundo semestre tuve la oportunidad de hablar con él, con Eder, mi mejor amigo; hablando se podía sentir esa confianza que aun existía, pero sinceramente ya no era lo mismo, yo lo percibía.
Había algo en él, que hacía que no fuera él… ¿Curioso no?
Comenzó a hablar sobre todo lo que él había hecho en el tiempo que habíamos estado incomunicados, todo iba perfecto a decir verdad hasta que mencionó a una chica, Danna.
Un nombre no tan común, pero ella es una chica peculiar.
Danna ¡con tan solo pronunciar su nombre las nauseas llegaban a mí! Ella era tan… tan… tan… ¡“amiguera” pues! (sobre todo con los chicos) ¿Ahora me entienden? Solo con saber que su mejor amiga era la más popular con los chicos basta, ¿no?
El problema es que ella era ahora la “quedante” de mi mejor amigo y no me parecía para nada buena idea. ¿Dónde quedaría mi amigo?
A veces que había tiempo libre como para platicar entre horas ella estaba ahí, con él ¡como si fuese una chinche!
Sentía celos, sentía rabia. ¡Él me había cambiado por alguien así!
En las salidas que tomábamos el mismo camión yo le separaba lugar pero antes de llegar al camión él y yo caminábamos juntos a tomarlo, ahora no, ahora era primero ella. ¡Eso era injusto! Ella lo tenía todo el tiempo en su salón… ¿Porqué no lo dejaba tantito?
De tanto trauma comencé a sentirme obsesiva, así que decidí dejar este asunto por la paz.
Cuál fue mi sorpresa a los aproximados 2 meses siguientes. ¡Ellos eran novios!
Juró que me dolió en el alma, pero no pude hacer nada.
Él sencillamente ya no era él. Pareciera como si ella en realidad lo hubiera cambiado tal cual.
Hace poco volvimos hablar, fue una plática tranquila, pero la confianza ya no estaba ahí, ya no había nada, ni siquiera restos de esa hermosa amistad que antes había existido entre nosotros dos. Él fue tan cortante que sinceramente no lo reconocí para nada y mi actitud cambió espontáneamente, entonces lo que hice fue reprocharle y dejar salir todo ese coraje que yo sentía dentro de mí al verlo a él tan cambiado, le dije como me sentía, cuanto lo quise, cuanto aprecié su amistad, pero que ahora no me importaba nada más y lo único que en verdad deseaba era que él se apartara de mi para siempre así cuando menos esa tipa dejaría de criticar mi vida y aunque me doliera en el alma que esa persona a quien yo llamaba my “soul-sister” ya no estaría más en mi vida y corazón creo que hice lo mejor.

Stefany Ibarra.

domingo, 2 de enero de 2011

5 meses.

Después de más de 5 meses decidió darle una nueva oportunidad al amor, después de que hacía 5 meses su esperanza en el amor había muerto decidió decir sí una vez más.
Daniela lo admite, no lo niega, ella misma sabe que las primeras dos semanas no fueron nada fáciles, ella sentía que cuando estaba con él, Alejandro, todo a su alrededor cambiaba y se volvía mágico, pero había un algo que no la convencía, que no la llenaba; de repente los recuerdos la acosaban de una forma demasiado extraña, miles de confusiones le llegaban a su mente y no podía con ellas; confusiones que le atormentaban su presente, que no la dejaban seguir.
Después de esas dos duras semanas comenzó a sentir como los recuerdos poco a poco se alejaban, poco a poco se perdían en ellos mismos, que ni siquiera el más importante de todos aquellos le era visible de nuevo en su presente. Ahora su vida retomaba un ritmo normal.
Así tal y como lo creyó, tal como lo pensó, tal como lo imaginó le llegó el amor, tan puro simplemente recíproco.


Stefany Ibarra.